martes, 24 de julio de 2007

Literatura

LA RIQUEZA EN LA LITERATURA


Actualmente existe una gran variedad de lugares y formas para que el ser humano adquiera conocimiento y entretenimiento, entre éstos se pueden destacar los museos, el cine, Internet, revistas, libros, etc. Pero existe una forma muy valiosa que, tras los miles de años que han pasado desde su nacimiento, aún tiene gran trascendencia en el pensamiento humano: La Literatura.

Todos hemos tenido el placer de disfrutar de diferentes lecturas, dentro de las cuales hallamos mundos que nos conectan con la imaginación y a la vez, nos llevan a conocer y a crear arte con lo que pensamos y sentimos. Esto es la Literatura, al arte cuyo modo de expresión es la palabra escrita y en algunos casos la hablada, donde se puede reflejar la imaginación del hombre, y se pude construir historia real o imaginaria.

Para tener una mayor valoración de la literatura, cabe destacar a una de las grandes obras literarias españolas y reconocidas a nivel mundial, que vale la pena analizar por su riqueza, es El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, escrita por Miguel de Cervantes Saavedra, y convertida en uno de los libros más traducidos y editados del mundo.

Cervantes logró explotar totalmente su imaginación a crear esta obra, cuyo comienzo es muy conocido aún por los que no la han leído toda: “En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no a mucho tiempo vivía un hidalgo[1]”, y que trata sobre un hombre -pobre hidalgo cuyo nombre era Alonso Quijano- que enloquece tras haber leído muchas novelas de caballerías, y así decide abandonar su pueblo y a su sobrina para convertirse en caballero medieval, héroe y recitador romántico.

Los primeros capítulos del libro hablan sobre la primera salida de Don Quijote: se narra el momento en que el hidalgo se armó como caballero en una venta que él imaginó como un castillo; sus aventuras cómicas en las que buscó lograr la justicia en el mundo, defender sus intereses imaginarios y ayudar a los desfavorecidos; su caso de amor caballeresco, donde se enamora de una moza labradora -Aldonza Lorenzo- imaginándola como su Dulcinea del Toboso y a la cual invocaba y pensaba románticamente antes de emprender cualquier aventura; el escrutinio y quema de su biblioteca por el cura y el barbero, donde sólo se salvaron dos libros (El Amadís de Gaula[2] e historia del famoso caballero Tirante el Blanco) pues fueron apreciados por el cura; el rescate por parte de su vecino - el bachiller Sansón Carrasco-, quien para librarlo de su locura se disfraza de “Caballero de los Espejos” con el fin de derrotarlo y hacerlo desistir de su ideal pero no lo logra porque pierde la batalla; su lucha contra unos molinos de viento que él veía como gigantes; su desvelo en un bosque donde creyó ver otros gigantes haciendo ruido, pero en realidad eran golpes de unos batanes[3]; su cómico episodio frente a un vizcaíno[4] pendenciero con un rebaño de ovejas.

Otras partes interesantes de sus aventuras fueron la del Yelmo de Mambrino, donde Don Quijote ve un hombre que viene hacia Sancho Panza (su fiel escudero y compañero de aventuras) y hacia él subido en un caballo, y que trae un Yelmo de oro reluciente, pero Sancho nota que realmente es el barbero que viene subido en un asno y trae no un Yelmo de oro sino una bacía[5] de barbero, y aunque al principio Sancho buscó hacer caer en la realidad a Don Quijote recibiendo de este último un regaño, luego le sigue la corriente y siguen juntos el camino contentos por haberle arrebatado al hombre el Yelmo de oro; y la zapatiesta que generaron Maritornes y Don Quijote en la venta, terminando ésta con el manteamiento de Sancho Panza.

En esta primera parte, finalmente, se narra a Don Quijote imitando a Amadís de Gaula para formarse a sí mismo bajo el ideal caballeresco, haciendo penitencia en Sierra Morena, y siendo apresado y devuelto a su pueblo en una jaula.

La segunda parte comienza con el deseo de Don Quijote por volver a sus andanzas caballerescas, y tras los preparativos para lograrlo, convence a Sancho Panza de que lo acompañe, pues le promete la propiedad de una ínsula para él solo, a lo que éste accede; y así vuelven a emprender sus aventuras juntos.

Don Quijote y su escudero llegan a las tierras de unos duques que les siguen la corriente sólo para burlarse de ellos. Allí en estas tierras mantienen por un buen tiempo a Don Quijote en el castillo y a Sancho le entregan una ínsula falsa (Barataria) dentro de éstas, haciéndole creer que la va a gobernar, cosa que le alegró al principio porque era sus sueño pero abandona la idea cuando se ve presionado por un médico de la ínsula (Pedro Recio de Tirteafuera) que no le permite comer.

Luego de esto, los duques alistan a Don Quijote y a Sancho para ir a una batalla donde tienen que enfrentarse con los ojos vendados frente a sus enemigos, lo cual es sólo otra trampa para seguir burlándose de ellos, pues los suben a un caballo de mentiras que se mueve y comienzan a hacer ruidos de batalla, mientras Don quijote y Sancho juran que están luchando, y al final Don Quijote imagina a Dulcinea llamándolo.

El final de la obra muestra cómo Don Quijote, habiendo entregado su vida a un ideal sublime y fantástico que lo hacía feliz, se vio obligado a volver a la realidad que no quería, tras un acuerdo con el Caballero de la Blanca Luna (quien en realidad era el bachiller Sansón Carrasco disfrazado), el cual consistía en que sin Don Quijote perdía la batalla, regresaría a su pueblo y no volvería a salir de él como caballero andante; y así fue, Don Quijote perdió la batalla y desilusionado, regresó a su pueblo, donde se encontró de nuevo con su sobrina y su criada.

Don Quijote se enferma y luego, postrado en su cama recordando sus fantasías de Caballero de los Leones y viéndose a lo último como el Caballero de la Triste Figura, muere. Mientras tanto, Sancho busca seguir los ideales de su amo para lograr el sueño de ser gobernador de su propia ínsula.

Para concluir, luego de haber brindado al lector un breve análisis sobre esta gran obra, se puede ver cómo Cervantes envolvió en ella toques de comedía, de parodia a los libros de caballerías y una sátira de diferentes defectos de la sociedad española en la que él vivió; y cómo éste nos enseña a hacer de nuestras palabras un arte armónico al narrar historias utilizando nuestra imaginación, logrando así ir más allá de lo que aparentemente vemos.

Es importante entonces que no perdamos nuestros ideales, que reconozcamos toda la capacidad mental que tenemos para hacerlos realidad, y que, al igual que Cervantes con su obra, no nos neguemos la oportunidad de plasmarlos para darlos a conocer al mundo por más fantásticos que sean, pues gracias a la imaginación han nacido, no sólo esta obra, sino miles más, y no sólo obras literarias, sino las demás formas en las que nosotros hemos sabido representar el arte.

Así, esta es una invitación para continuar leyendo e ir descubriendo en cada lectura todos aquellos mundos a los que podemos tener acceso en cualquier lugar, en cualquier momento y a cualquier hora; permitiéndonos transformar nuestro pensamiento.



[1] Hidalgo: Noble y generoso de animo.
[2] Primer libro de caballerías que se escribió en España.
[3] Batán: Máquina compuesta de mazos de madera que golpean y enfurten los paños.
[4] Vizcaíno: Gentilicio de Vizcaya, España.
[5] Bacía: Vasija que usan los barberos para remojar la barba.